jueves, 26 de noviembre de 2009

REDES DE CONOCIMIENTO




Las redes de conocimiento pueden ser abordadas a partir de distintas preguntas
generales de investigación y también a partir de enfoques y concepciones diversas. Así,
por ejemplo, las preocupaciones principales podrían estar centradas en su morfología, en su génesis y dinámica, o en la naturaleza de los flujos de conocimiento que tienen lugar en el contexto de la red. Pueden identificarse enfoques tan radicalmente distintos como el análisis formal de redes, las teorías del actor-red de corte evolucionista, o las teorías de la coordinación social y la gobernanza (g o v e rn a n c e) enmarcadas en el nuevo institucionalismo. Por otra parte, las redes pueden ser concebidas como un contexto de aprendizaje, como un sistema de comunicación, o como un medio de integración.





LAS PROPIEDADES DE LA COORDINACIÓN EN REDES



El enfoque sobre redes de conocimiento que guía este trabajo se enmarca en las teorías
de la coordinación social, las que básicamente remiten a las formas de tomar decisiones
y estructurar los conflictos en un determinado sistema de relaciones y vínculos. En este
marco analítico, los nodos por lo general representan organizaciones o instituciones y se
enfatiza la noción de red como mecanismo de integración.
Aunque desde esta perspectiva gran parte de los estudios sobre redes las consideran
como una modalidad intermedia o híbrida entre las jerarquías estructuradas y el
mercado, y en ocasiones suelen confundirlas con formas comunitarias de ordenamiento
social, es posible sostener que las redes constituyen una modalidad de coordinación
específica, es decir, con características propias. Esta distinción permite observar las
capacidades y limitaciones particulares de las redes para la consecución de ciertos
objetivos, en el caso analizado, vinculados a la generación, transmisión o difusión del
conocimiento, así como los problemas de gestión que las caracterizan.
Se parte, entonces, de que las redes representan una modalidad de coordinación u
ordenamiento social distinto a otras modalidades como el mercado, las jerarquías
estructuradas o las comunidades. Brevemente dicho, mientras que el mercado se rige por
el principio del intercambio o la ganancia y el mecanismo de precios, las jerarquías
estructuradas suponen decisiones obligatorias para las instancias subordinadas con base
en una autoridad formal de carácter legal y/o legítimo.4 La comunidad, por su parte, se
rige por el principio de la solidaridad.
Siguiendo esta línea argumentativa, diversos criterios se han considerado para definir
a las redes, entre ellos los relativos a su estructura organizativa, las reglas de interacción
y los mecanismos de obligación. En este sentido, por ejemplo, y con relación a los actores
económicos, Hollinsworth y Boyer (1997: 15-16) distinguen las redes de otros modos de
gobernanza como el mercado, la comunidad o las jerarquías privadas, por una
m e m b resía semi-formal e intercambios bilaterales o multilaterales, voluntarios y
temporales, donde los mecanismos individuales de obligación por excelencia son los
contratos y la interdependencia de recursos, mientras que los colectivos son las relaciones
personales y la confianza construida fuera de la arena económica.5
Sin embargo, más allá de sus elementos descriptivos, puede decirse que lo que
distingue a las redes es su nivel de complejidad. Desde esta perspectiva, que incorpora
elementos de las teorías evolucionistas de redes, puede decirse que las redes de
conocimiento constituyen sistemas o estructuras complejas configuradas por actores
heterogéneos, que se basan en flujos de información y conocimiento y, en su caso, en la
generación de nuevo conocimiento, para la solución de problemas específicos. Se trata
de entidades complejas que cruzan barreras organizativas, sectoriales, institucionales,
culturales o territoriales, y vinculan actores de diferentes entornos institucionales. En
particular, las redes de conocimiento que en este trabajo se analizan, articulan el sistema
económico, que se rige por la obtención de ganancias, y el sistema científico que se rige
por la búsqueda de la verdad.





EL ANÁLISIS Y LA EVALUACIÓN DE LAS REDES DEL
CONOCIMIENTO



Del análisis precedente se pueden extraer las siguientes conclusiones:
1) Las relaciones universidad-industria como sistemas complejos, o redes, implican cuatro
mecanismos de integración: traducción, confianza, deliberación y negociación. El papel
central desempeñado por los primeros tres es una característica distintiva de estas redes.
2) Lógicamente hablando, la traducción depende del nivel de diferenciación de los
agentes implicados. Cuando los agentes son más diferenciados y al mismo tiempo más
interdependientes, necesitan más de la traducción para hacer posible su interacción.
3) Sin embargo, la necesidad de la traducción se puede atenuar por la intensidad de la
confianza. Es decir, dentro de ciertos límites, hay una relación inversamente proporcional
entre la necesidad de traducción y la intensidad de la confianza.
4) La proposición anterior se sostiene solamente si hay un equilibrio entre la confianza
estratégica o calculada, la confianza normativa o personal y la confianza basada en las
capacidades (prestigio y reputación) de los miembros de las redes (las organizaciones o
los individuos). Como elementos de la complejidad de las redes, estas tres dimensiones
de la confianza se interrelacionan en una especie de equilibrio inestable,
complementándose u obstruyéndose mutuamente. Por ejemplo, las relaciones en las que
la confianza es puramente estratégica o técnica podrían tener deficiencias serias de
comunicación. El predominio de estas clases de confianza puede incluso minar la
confianza normativa. Por otra parte, las redes basadas solamente en la confianza
normativa o en relaciones de amistad podrían tener una comunicación personal fluida,
pero a expensas de su eficiencia o eficacia.
5) Aunque las redes de conocimiento siempre recurren a la negociación como
mecanismo para la toma de decisiones, lo que las distingue como arreglo institucional es
la racionalidad deliberativa. La deliberación es importante no sólo para decidir cómo se
deben resolver los problemas, sino incluso para identificar y definir los problemas que
deben resolverse.
Del análisis precedente se deriva una hipótesis general que merecería ser investigada
más detalladamente en diferentes contextos: para que las redes de conocimiento
funcionen se necesita que concurran los cuatro mecanismos de integración identificados
aquí. Sin embargo, dentro de ciertos límites, existe una relación inversa entre dos parejas
de mecanismos: entre confianza y traducción, y entre deliberación y negociación.
Cuando hay un óptimo nivel de confianza entre los miembros de la red, la necesidad de
traducción se vuelve menos sensible; un mayor desarrollo de la deliberación hace menos
visible y problemática la negociación. Así, las redes de conocimiento exitosas se
caracterizarían por una confianza más sólida y equilibrada que facilita la comunicación
entre los participantes, una menor necesidad de traducción, un mayor uso de la
deliberación para resolver los conflictos internos y una menor importancia de la
negociación.








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