jueves, 26 de noviembre de 2009

LAS REDES INSTITUCIONALES DE CONOCIMIENTO EN AMÉRICA LATINA


Algunas redes institucionales de conocimiento científico y tecnológico en América Latina
pueden ofrecer opciones atractivas a la cooperación multilateral en la región. Sin
embargo, las redes (y pseudo redes) han proliferado y existe una gran diversidad de las
mismas.





a) Las redes de intermediarios
Con cierta frecuencia, la creación de redes no ha respondido a una identificación sistemática de necesidades ni al diseño de mecanismos específicos de cooperación internacional y econocimiento de objetivos comunes por parte de actores institucionales relevantes.

El establecimiento de algunas redes no ha surgido de un ejercicio de planificación y programación, sino, antes bien, parecerían ser instancias concebidas para dar respuesta a intereses, demandas y la búsqueda de apoyos y de reconocimiento de un conjunto de actores con algunas relaciones académicas que afirman ser representativos de la investigación científica en la región. En esencia, se trata de un tipo de redes que emergen o se consolidan a partir de un llamado genérico a favor de la cooperación científicotécnica en la región. Una suerte de emprendedores académicos, individuos, grupos más o menos cerrados (“clubes de amigos”), sociedades profesionales, con muy limitada representatividad, cobertura geográfica y visibilidad, que suelen elaborar fragmentarias propuestas e iniciativas de cooperación excesivamente genéricas y carentes de foco y de metas. El aparente oscurantismo se encuentra vinculado con individuos y contactos
personales y con mal disimulados e insistentes lobbies, sobre todo ante algunos o rganismos nacionales de política científica y tecnológica y ante org a n i s m o s internacionales, con quienes suelen establecer relaciones simbióticas. En definitiva, la utilización de ciertos recursos financieros no se lleva a cabo a partir de concursos abiertos, de procesos evaluados y sobre la base objetivable de la relevancia científica.


b) Las redes institucionales de conocimiento científico y tecnológico

Las redes institucionales de conocimiento científico y tecnológico en América Latina han de constituirse con actores institucionales relevantes y representativos de los procesos de investigación y de formación superior en ciencias e ingenierías en la región. Redes que contribuyan al fortalecimiento de relaciones directas con los centros, programas e investigadores científicos y tecnológicos, y con los centros y programas de grado y postgrado en ciencias e ingenierías en la región. Pero se re q u i e re un severo replanteamiento de las modalidades de intervención.

Para finalizar, a continuación se enumeran algunas redes institucionales de conocimiento científico y tecnológico:

• RICYT (Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología)
• Red-FaC (Red de Facultades de Ciencias en América Latina)
• Red POP (Red de Popularización de Ciencia y Tecnología en América Latina y el Caribe)
• CariScience (Network of University Teaching & Research Programmes in Science in the Caribbean)
• Red-CienciA (Red de Programas Universitarios y de Investigación en Ciencias en América Central)

EL CAMBIO DE PARADIGMA DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA

Se sostiene que ha ocurrido un cambio de paradigma en las estrategias y mecanismos de institucionalización de la ciencia y la tecnología en América Latina, expresado en tres niveles: estrategias y políticas, mecanismos institucionales y legales, y globalización e integración regional. Dicha argumentación se presenta esquemáticamente en diez tesis sobre la evolución de la institucionalización de la ciencia y la tecnología en la región.







Cambios y tendencias en las estrategias y políticas






Tesis 1
De la política de la autonomía restringida a la política de modernización, de la “Política
de la ciencia y la tecnología” a la “Política para la innovación”.






El estado prácticamente ha abandonado la pretensión de un desarrollo científico y
tecnológico endógeno, de relativa autonomía, y la ha reemplazado por una política de
modernización del estado. En un nivel puramente formal se postula una política para la
innovación, aunque las instituciones responsables de implementarlas (consejos de ciencia
y tecnología, secretarías de industria) generalmente no tienen el peso político ni los
instrumentos y, sobre todo, no disponen de recursos financieros de la magnitud que
exigiría la implantación de dicha política.




Tesis 2


Del énfasis en la oferta de investigación y la demanda social al énfasis en la demanda del
mercado de las empresas productivas (investigación tecnológica y servicios técnicos).
Lentamente se va relegando la genuina preocupación institucional, académica y de los
investigadores por abordar problemas de investigación de interés nacional, social,
ambiental, desplazada por los embates del libre mercado y apremiada por el “dúo
dinámico” de la productividad y la competitividad (siempre presente en el discurso
oficial), la rentabilidad, la prestación de servicios y la preocupación por el corto plazo (en
frontal contradicción con el horizonte temporal de largo plazo de la investigación y la
formación de alto nivel).


Tesis 3

De la gestión tradicional de la investigación y de la asignación rutinaria de los recursos a
la gestión eficiente de la investigación, la evaluación del desempeño y la vinculación con
las unidades productivas.
Tradicionalmente no han existido mecanismos de evaluación y de asignación de
responsabilidad formal (a c c o u n t a b i l i t y), lo que significaba un elevado grado de
ineficiencia y una baja productividad. Gradualmente se han introducido mecanismos de
gestión eficiente, de evaluación y de garantía de la calidad, tanto a nivel de los centros
de investigación (y de proyectos de investigación), como de programas de educación
superior.





Tesis 4


Del rol de promoción y participación del estado en la investigación a la ilusión de articular
un sistema nacional de innovación (SNI).
Contrariamente a una extendida creencia, la evidencia empírica no parece mostrar la
existencia y funcionamiento de un SNI en los países de América Latina.7 Más allá de ciertas señales incipientes, no se podría plantear el desarrollo de una red de instituciones, de recursos, de interacciones y relaciones, de mecanismos e instrumentos de política y de actividades científicas y tecnológicas, que promuevan, articulen y materialicen los procesos de innovación y difusión tecnológica en la sociedad.


Tesis 5


De la ausencia de evaluación y control de calidad de la educación superior a los procesos
de evaluación y acreditación académicos.
Históricamente las universidades y las actividades de investigación no han sido evaluadas,
y no ha existido una cultura de evaluación. En los años recientes parecería emerger un
patrón de evaluación en las instituciones de educación superior en el que se perfilaría un
tránsito: de la programación (burocrática) a la productividad (desempeño), de los
insumos y procesos a los productos y resultados, y del control burocrático-administrativo
a la evaluación de actores múltiples.




Cambios y tendencias institucionales y legales




Tesis 6

De la “institucionalización gubernativa” (por y para) a la reducción del estado.
Las políticas para la modernización del estado han traído como consecuencia la pérdida
del protagonismo, de la intervención y la regulación del estado. Se han consolidado
“marcos condicionantes” que reducen y limitan el dominio de la acción estatal.

Tesis 7

De la orientación y regulación formal al laisser-faire institucional.
Los cambios que han tenido lugar a raíz de la profundización de los procesos de
concentración del capital y la globalización y la generalizada implantación de las políticas
neoliberales de ajuste estructural han consolidado el laisser-faire tecnológico en las
actividades productivas (y un patrón “contemplativo” de las instituciones públicas).

Tesis 8
De las restricciones presupuestarias nacionales a los recursos de los proyectos (préstamos)
del BID y el Banco Mundial y la cooperación técnica internacional.
La importancia y la frecuencia de los proyectos de préstamo de los organismos de
cooperación financiera internacional destinados específicamente al desarrollo científico y
tecnológico ponen en evidencia el rol estratégico de este nuevo mecanismo institucional.

Cambios y tendencias a nivel de la globalización y la integración regional

Tesis 9

De las economías nacionales cerradas a las economías abiertas: globalización y
localización de las actividades de I+D y de los procesos de innovación tecnológica.
Si bien es incontestable la transformación de las economías nacionales cerradas en
economías abiertas, parece menos claro, y no existe evidencia empírica, que en los países
de la región existan procesos de localización de las actividades de I+D, ni de procesos de
innovación tecnológica resultantes del fenómeno de la globalización.

Tesis 10

De las economías-nación a las economías-región: procesos de integración subregional y
redes institucionales de conocimiento.
Actualmente no existen iniciativas, programas, estrategias, ni, menos aún, procesos de
integración regional específicamente orientados al desarrollo científico y tecnológico en
América Latina. En ninguno de los acuerdos de integración bi- y multilateral se han
incorporado explícitamente ni se han adoptado mecanismos y asignado recursos para el
fortalecimiento de sistemas sociales de innovación, la adquisición de capacidades
científicas y tecnológicas, la formación de personal científico y técnico. Antes bien ha
prevalecido una estrategia de intervención mínima del estado (marginalización), cuya
única función explícita al respecto consiste en asegurar los derechos de propiedad
industrial y el libre accionar de las fuerzas del mercado en el marco de los acuerdos
comerciales suscritos. Asimismo, han surgido redes institucionales de conocimiento
científico y tecnológico en América Latina que parecen ofrecer opciones atractivas de
cooperación multilateral en la región.










LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA




Existe una abundante y heterogénea literatura sobre la problemática general del
desarrollo científico y tecnológico de América Latina.


Desafortunadamente se observa una escasez de estudios empíricos (y de información primaria); la información y documentación estadística suele ser deficiente (inadecuada para formular esquemas o interpretaciones teóricas o para la elaboración de políticas). Recientemente se han incrementado los estudios sobre la historia de la ciencia y la tecnología (abarcando las épocas precolombina, colonial, e independiente, especialmente el siglo diecinueve), aunque desde perspectivas teóricas específicas (difíciles de articular con enfoques teóricos más generales). Afortunadamente, los estudios empíricos sobre la economía de la innovación y el cambio tecnológico han sido más numerosos y sistemáticos (particularmente en los tres países grandes de la región); a éstos antecedieron en los años ‘70 unos pocos estudios valiosos sobre transferencia de tecnología, y recientemente algunos estudios, casi siempre poco originales, sobre gestión tecnológica. Los estudios sobre política científica y tecnológica, salvo un puñado de honorables excepciones, en general han sido especulativos, simplistas e imitativos de enfoques surgidos en países industrializados. Finalmente, existe una frondosa y mayoritaria literatura sobre aspectos tanto generales (estrategias, estructuras, instituciones, políticas) como particulares (organizativos, financieros, académicos), en forma de ensayos (descriptivos), casi siempre con planteamientos normativos (sugiriendo políticas o decisiones), frecuentemente imitando mecánicamente algún modelo institucional extranjero y, sobre todo, con la característica común de ser simplistas, suprahistóricos y a-teóricos.

Durante los últimos veinticinco años, casi todos los países de América Latina han formulado estrategias, políticas, planes y proyectos de desarrollo científico y tecnológico, en general en forma incipiente, incompleta y alejada de las esferas de poder político y de toma de decisiones, a excepción del Brasil y, por períodos fugaces, otros países (México, Colombia, Venezuela). Algunos de esos esfuerzos han tenido un relativo éxito a nivel sectorial: agricultura, salud, energía, industria.


Adicionalmente, los presupuestos del sector público y de las universidades, la infraestructura, las estrategias, la capacidad de gestión, y el personal científico y técnico no se han correspondido con la calidad y cantidad que demandaría una articulación con el sector productivo y una mayor adecuación a las demandas sociales.


A partir de 1962, pero más particularmente en el curso de los últimos veinte años, diversos países de la región han recurrido a la cooperación financiera multilateral y han formulado proyectos de inversión en ciencia y tecnología. Los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, en menor medida, del Banco Mundial han tenido una profunda influencia en el desarrollo de las actividades científicas y tecnológicas en un buen número de países latinoamericanos.


En términos generales, el gasto en investigación científica y tecnológica en relación al producto bruto interno (PBI) continúa siendo modesto en América Latina. En casi todos los países de la región dicha relación es alrededor del 0,3% y normalmente bastante menor, a excepción de Brasil, con tasas mayores al 0,4% (aunque en todos los casos, muy por debajo de la de los países desarrollados, de cinco a diez veces mayores).


Resulta part i c u l a rmente interesante analizar la evolución de la infraestru c t u r a institucional para la investigación científica y tecnológica en América Latina. Los resultados de una investigación reciente (del autor) muestran los efectos de la política para la ciencia, la política de oferta, impulsada en los años ‘50 y ‘60, y que alcanza su auge en la década del ‘70. En la década del ‘70 se creó casi el 40% de los centros de investigación científica y tecnológica existentes en América Latina, lo cual representa una suma mayor que todos los que se crearon antes del año 1965. En el conjunto de las décadas del ‘60 y ‘70 se estableció el 55% de los centros de investigación científica y tecnológica existentes en la región, casi todos ellos en la órbita del estado.


Principalmente a consecuencia de la llamada “crisis de la deuda” en los países latinoamericanos, en la década de los ‘80 la creación de centros de investigación cayó abruptamente (43% del número de centros establecidos en los ‘70) y en los primeros siete años de la década del ‘90 escasamente se estableció el 4% de esa cantidad, aproximadamente veinte centros de investigación científica y tecnológica en toda América Latina y el Caribe. Esta tendencia parecería confirmar la declinación en la institucionalización gubernativa, la contracción del estado.





Las reducciones presupuestarias en las universidades han tenido como efecto reducir su crecimiento institucional y, algunas veces, han significado la contracción de sus actividades, tanto de docencia como de investigación. En ocasiones la recesión económica y la inflación han agravado esta situación. No ha sido raro observar el virtual vaciamiento de instituciones de investigación y académicas en la región. En numerosos centros de investigación científica y tecnológica de todos los países de América Latina se han observado algunos de los efectos siguientes:


i. Pérdida del capital humano: emigración del personal más calificado (investigadores y profesores), tanto al sector privado como al exterior, como consecuencia de la reducción de los salarios reales.


ii. Deterioro y obsolescencia del capital físico: cancelación de la reposición de equipamiento; disminución drástica del mantenimiento de maquinaria, equipo e instrumental, y de la infraestructura física; postergación de proyectos, equipamientos e instalaciones ya programados, etc.
iii. Contracción de las actividades: reducción o eliminación de cursos, programas y unidades académicas.
iv. R e c o rtes en el presupuesto de operación: intercambios académicos, reposición de hardware y software, compra de publicaciones, materiales, etc.


v. Introducción de medidas para aumentar la productividad: venta de servicios y búsqueda de recursos extra-presupuestarios, con el riesgo de desvirtuar la naturaleza de los centros de investigación y paulatinamente transformarlos en centros de prestación de servicios.



En vista de que el cierre de instituciones de investigación puede tener altos costos políticos, aquellas pueden quedar marginadas y sufrir una descapitalización, que, por un lado, afecte su desempeño y, por otro, degrade su legitimidad social.


En adición al deterioro sufrido por universidades y centros de investigación, los i n v e s t i g a d o res se han enfrentado a la competencia por recursos (escasos) de generaciones recientes de docentes universitarios que han accedido a empleos de tiempo completo y una estabilidad laboral, pero que no investigan (véase Vessuri, 1994: 69).
Ante restricciones fiscales generalizadas, los países de la región han visto disminuir los resupuestos destinados a la educación superior, en especial los gastos por estudiante.
Pero al problema de los menores gastos por estudiante hay que agregar el uso ineficiente de los recursos. En varios países latinoamericanos los costos por estudiante en las universidades públicas son siete veces mayores que en las privadas (principalmente debido a las tradicionales e insólitas tasas de repetición y deserción). Adicionalmente, al aumento sostenido de la matrícula y el deterioro de la calidad de la enseñanza y la investigación parecería sumarse el desempleo de ciertos segmentos de egresados (naturalmente, el relativo deterioro de las normas académicas de la enseñanza primaria y secundaria incide negativamente en el nivel superior).
Por otra parte, quizás convenga tener presente que, aunque incrementar la
productividad de las actividades agrícolas siempre fue una prioridad de la investigación
tecnológica agrícola, apoyar a la industria local para elevar sus niveles de productividad
y de competitividad internacional nunca fue una prioridad de la investigación tecnológica
industrial.



Actualmente ocurre un proceso de acelerados cambios tecnológicos, con el
consecuente surgimiento de nuevas formas organizativas y la redefinición de los espacios
de competitividad de las empresas. Los países de América Latina enfrentan el desafío de:



i. La difusión de tecnologías electrónicas (información y telecomunicaciones),
un fenómeno tanto cultural como tecnológico;


ii. La aparición en el mercado de nuevos materiales y productos de consumo
masivo;
iii. Nuevas tecnologías de procesos utilizadas para la fabricación de bienes
tradicionales;
iv. El surgimiento y sistematización de tecnologías (alternativas) de
organización de la producción (producción flexible, producción orientada a
segmentos específicos de la demanda -toyotismo-, etc.);
v. La concentración de la innovación tecnológica en empre s a s
transnacionales.


En los años recientes algunos países de la región han tratado de enfrentar algunos de
estos desafíos formulando políticas industriales y tecnológicas basadas en el supuesto de
que, en el llamado proceso de globalización, la tecnología ha asumido un carácter global,
y que puede ser adquirida internacionalmente bajo las condiciones del mercado. Desde
esa perspectiva, la competitividad del sector productivo aumentaría por medio de la
implantación de políticas tanto para incrementar la productividad y el nivel de calidad de
la producción de las empresas, como para estimular la inversión extranjera directa. Las
experiencias recientes parecen enfatizar que el meollo del problema no reside en la
cantidad de tecnología adquirida en el mercado internacional sino en la forma en que la
tecnología es adquirida y asimilada por el aparato productivo local.

REDES DE CONOCIMIENTO




Las redes de conocimiento pueden ser abordadas a partir de distintas preguntas
generales de investigación y también a partir de enfoques y concepciones diversas. Así,
por ejemplo, las preocupaciones principales podrían estar centradas en su morfología, en su génesis y dinámica, o en la naturaleza de los flujos de conocimiento que tienen lugar en el contexto de la red. Pueden identificarse enfoques tan radicalmente distintos como el análisis formal de redes, las teorías del actor-red de corte evolucionista, o las teorías de la coordinación social y la gobernanza (g o v e rn a n c e) enmarcadas en el nuevo institucionalismo. Por otra parte, las redes pueden ser concebidas como un contexto de aprendizaje, como un sistema de comunicación, o como un medio de integración.





LAS PROPIEDADES DE LA COORDINACIÓN EN REDES



El enfoque sobre redes de conocimiento que guía este trabajo se enmarca en las teorías
de la coordinación social, las que básicamente remiten a las formas de tomar decisiones
y estructurar los conflictos en un determinado sistema de relaciones y vínculos. En este
marco analítico, los nodos por lo general representan organizaciones o instituciones y se
enfatiza la noción de red como mecanismo de integración.
Aunque desde esta perspectiva gran parte de los estudios sobre redes las consideran
como una modalidad intermedia o híbrida entre las jerarquías estructuradas y el
mercado, y en ocasiones suelen confundirlas con formas comunitarias de ordenamiento
social, es posible sostener que las redes constituyen una modalidad de coordinación
específica, es decir, con características propias. Esta distinción permite observar las
capacidades y limitaciones particulares de las redes para la consecución de ciertos
objetivos, en el caso analizado, vinculados a la generación, transmisión o difusión del
conocimiento, así como los problemas de gestión que las caracterizan.
Se parte, entonces, de que las redes representan una modalidad de coordinación u
ordenamiento social distinto a otras modalidades como el mercado, las jerarquías
estructuradas o las comunidades. Brevemente dicho, mientras que el mercado se rige por
el principio del intercambio o la ganancia y el mecanismo de precios, las jerarquías
estructuradas suponen decisiones obligatorias para las instancias subordinadas con base
en una autoridad formal de carácter legal y/o legítimo.4 La comunidad, por su parte, se
rige por el principio de la solidaridad.
Siguiendo esta línea argumentativa, diversos criterios se han considerado para definir
a las redes, entre ellos los relativos a su estructura organizativa, las reglas de interacción
y los mecanismos de obligación. En este sentido, por ejemplo, y con relación a los actores
económicos, Hollinsworth y Boyer (1997: 15-16) distinguen las redes de otros modos de
gobernanza como el mercado, la comunidad o las jerarquías privadas, por una
m e m b resía semi-formal e intercambios bilaterales o multilaterales, voluntarios y
temporales, donde los mecanismos individuales de obligación por excelencia son los
contratos y la interdependencia de recursos, mientras que los colectivos son las relaciones
personales y la confianza construida fuera de la arena económica.5
Sin embargo, más allá de sus elementos descriptivos, puede decirse que lo que
distingue a las redes es su nivel de complejidad. Desde esta perspectiva, que incorpora
elementos de las teorías evolucionistas de redes, puede decirse que las redes de
conocimiento constituyen sistemas o estructuras complejas configuradas por actores
heterogéneos, que se basan en flujos de información y conocimiento y, en su caso, en la
generación de nuevo conocimiento, para la solución de problemas específicos. Se trata
de entidades complejas que cruzan barreras organizativas, sectoriales, institucionales,
culturales o territoriales, y vinculan actores de diferentes entornos institucionales. En
particular, las redes de conocimiento que en este trabajo se analizan, articulan el sistema
económico, que se rige por la obtención de ganancias, y el sistema científico que se rige
por la búsqueda de la verdad.





EL ANÁLISIS Y LA EVALUACIÓN DE LAS REDES DEL
CONOCIMIENTO



Del análisis precedente se pueden extraer las siguientes conclusiones:
1) Las relaciones universidad-industria como sistemas complejos, o redes, implican cuatro
mecanismos de integración: traducción, confianza, deliberación y negociación. El papel
central desempeñado por los primeros tres es una característica distintiva de estas redes.
2) Lógicamente hablando, la traducción depende del nivel de diferenciación de los
agentes implicados. Cuando los agentes son más diferenciados y al mismo tiempo más
interdependientes, necesitan más de la traducción para hacer posible su interacción.
3) Sin embargo, la necesidad de la traducción se puede atenuar por la intensidad de la
confianza. Es decir, dentro de ciertos límites, hay una relación inversamente proporcional
entre la necesidad de traducción y la intensidad de la confianza.
4) La proposición anterior se sostiene solamente si hay un equilibrio entre la confianza
estratégica o calculada, la confianza normativa o personal y la confianza basada en las
capacidades (prestigio y reputación) de los miembros de las redes (las organizaciones o
los individuos). Como elementos de la complejidad de las redes, estas tres dimensiones
de la confianza se interrelacionan en una especie de equilibrio inestable,
complementándose u obstruyéndose mutuamente. Por ejemplo, las relaciones en las que
la confianza es puramente estratégica o técnica podrían tener deficiencias serias de
comunicación. El predominio de estas clases de confianza puede incluso minar la
confianza normativa. Por otra parte, las redes basadas solamente en la confianza
normativa o en relaciones de amistad podrían tener una comunicación personal fluida,
pero a expensas de su eficiencia o eficacia.
5) Aunque las redes de conocimiento siempre recurren a la negociación como
mecanismo para la toma de decisiones, lo que las distingue como arreglo institucional es
la racionalidad deliberativa. La deliberación es importante no sólo para decidir cómo se
deben resolver los problemas, sino incluso para identificar y definir los problemas que
deben resolverse.
Del análisis precedente se deriva una hipótesis general que merecería ser investigada
más detalladamente en diferentes contextos: para que las redes de conocimiento
funcionen se necesita que concurran los cuatro mecanismos de integración identificados
aquí. Sin embargo, dentro de ciertos límites, existe una relación inversa entre dos parejas
de mecanismos: entre confianza y traducción, y entre deliberación y negociación.
Cuando hay un óptimo nivel de confianza entre los miembros de la red, la necesidad de
traducción se vuelve menos sensible; un mayor desarrollo de la deliberación hace menos
visible y problemática la negociación. Así, las redes de conocimiento exitosas se
caracterizarían por una confianza más sólida y equilibrada que facilita la comunicación
entre los participantes, una menor necesidad de traducción, un mayor uso de la
deliberación para resolver los conflictos internos y una menor importancia de la
negociación.








jueves, 29 de octubre de 2009


5. COMENTARIOS EN FOROS


· ¿Cómo mejorar la pertinencia de los programas que ofrecen las instituciones de educación superior?
Este problema se debe mirar desde diferentes aristas de implicación; por un lado podemos destacar la participación de los gobiernos mediante la implementación de políticas dirigidas al fortalecimiento y cobertura académica en todo su territorio nacional. También debe existir un compromiso total por parte de la academia para que día a día prepare a todos y cada uno de sus estudiantes en las diversas exigencias del mercado laboral tan fluctuante en cuanto a condiciones y requerimientos de profesionales integrales........

gestion conocimiento


LAS OCHO ÁREAS DE CONOCIMIENTO DE LA UNIVERSIDAD DE PAMPLONA.